La industria textil de Venezuela ha pasado por un periodo de transición que ha durado varios años,
debido en gran parte a importaciones baratas provenientes de países del Lejano Oriente, lo que hace
difícil la competencia para las empresa locales.
Venezuela, con una población de más de 26 millones de habitantes, y situado en la parte norte
de América del Sur, es un país rico en recursos naturales, siendo uno de los exportadores de
petróleo más grandes del mundo, además de contar con grandes yacimientos de gas natural, oro,
bauxita, mineral de hierro, y otras piedras y minerales preciosos.
Es además es un gran cultivador de productos agrícolas tales como maíz, arroz, caña de
azúcar, café y bananos, exportando algunos de estos productos, aunque las exportaciones están
dominadas por el petróleo, aluminio, hierro, productos químicos y plásticos, productos de pesquería
marítima, y otros.
Pero incluso con estas riquezas, la industria textil está luchando por su supervivencia, ya
que se cerraron algunas plantas textiles. Pero en el 2012 se inauguró en la ciudad de Maracaibo una
moderna planta textil, Inbortex, que se dice es la más grande del país, con una capacidad de
producción de más de 12.000 toneladas de materiales y con el empleo de más de 50 trabajadores, con
la meta de alcanzar 300 empleos.
Informes de la industria reportan que la empresa ya está produciendo un millón de kilogramos
de tejidos al mes, y está equipada con equipos modernos provenientes de China y Brasil.
Expertos de la industria señalan que la industria textil y de la confección en Venezuela
cuenta con una gran demanda debido al crecimiento de la población, pero el parque de maquinaria
necesita ser renovado para poder competir con las importaciones.
Importancia de la industria
En años anteriores se temió la desaparición de la industria textil, una vez pujante, pero
recientemente se han realizado esfuerzos para la renovación de esta importante industria.
De acuerdo a historiadores modernos, la mayoría de los países que han avanzado económicamente
en los dos últimos siglos, han comenzado su desarrollo dando un gran impulso a la industria textil
y de la confección, lo que a su vez fomenta la creación de otras industrias modernas.
Los historiadores mantienen que los países, siempre que sea posible, deben mantener sus
industrias básicas como la textil, la industria agrícola, la construcción y el transporte, para que
sirvan de trampolín para un ulterior desarrollo económico más avanzado. Esto se ha visto en la
historia de los países de Europa Occidental y, más recientemente, en los países asiáticos, como
China, Japón, Corea, India, Indonesia y otros.
En casi todos los casos, los países con una industria textil y de la confección bien
desarrollada, se diversifican después a industrias más sofisticadas y tecnológicamente avanzadas.
Incluso en Inglaterra, la revolución industrial comenzó con el fuerte desarrollo de la
industria textil, con innovaciones en hilandería, como el invento de la máquina “Jenny” y más
adelante con la mecanización de la tejeduría, que anteriormente era un trabajo realizado
manualmente; así como avances en la tejeduría de punto y en la producción económica de energía
eléctrica para el impulso de la maquinaria.
Además de Venezuela, otros países de América Latina, como Brasil, Argentina, Colombia, Perú,
México y Guatemala, se han dado cuenta de la importancia de esta industria y están redoblando sus
esfuerzos para modernizar esta industria, con resultados prometedores hasta el momento.
Septiembre-Octubre de 2013
