Entre las crecientes preocupaciones sobre la salud y el bienestar del planeta Tierra y sus pobladores, especialmente desde el comienzo de este milenio, la sustentabilidad y la equidad social se han unido a las consideraciones económicas como preceptos básicos de la viabilidad de los modelos de negocios, incluyendo aquellos de numerosos manufactureros textiles.
Igualmente, muchos manufactureros se han dado cuenta que las iniciativas sustentables — tales como la instalación de paneles solares en los techos de sus plantas, y una maquinaria e iluminación eficientes y ultra modernas; nuevas tecnologías de teñido y acabado que reducen la cantidad de productos químicos y agua necesarios para los procesos textiles, o incluso la eliminación completa del uso de estos elementos; y los sistemas de tratamiento de agua que permiten la completa recuperación y el usar de nuevo el agua de procesamiento — pueden proveer ahorros económicos además de reducir el impacto de una compañía en el medio ambiente.
Además de esto, se están desarrollando los precursores basados en bio-masa que reemplazan los precursores basados en petróleo en la producción de fibras manufacturadas; y ya están en el mercado otras fibras manufacturas basadas en bio-masa, así como fibras naturales y manufacturadas hechas de contenido reciclado. Estos y otros desarrollos se han reportado en las páginas de nuestra revista hermana Textile World así como en TextileWorld.com
Hoy en día, hay pocos mayores manufactureros textiles, vendedores al detal o marcas que no apuntan a sus credenciales de sustentabilidad. Muchos incluyen una página en sus sitios en la red (Websites), en donde colocan con orgullo las certificaciones ecológicas recibidas de entidades independientes, así como su participación en iniciativas tales como Cero Descarga de Productos Químicos Peligrosos (ZDHC), y otros programas tales como la Coalición de Prendas Sustentable, el uso de algodón orgánico o de poliéster reciclado, programas de recuperación para el reciclado de textiles usados, instalaciones de reciclado en el sitio, mejoras en la infraestructura, y otras evidencias de su compromiso.
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Calidad versus cantidad
Sin embargo, un factor importante parece haber recibido menos atención en las discusiones relacionadas con la sustentabilidad. Todo el alboroto sobre los ahorros en energía y recursos naturales, las reducciones en emisiones y substancias químicas peligrosas, y la disminución de los desperdicios en los basureros municipales gracias al reciclado, no se han enfocado en el tema de la calidad de los productos, o cómo los comportamientos del consumidor y sus hábitos de compra en relación entre la selección entre cantidad y calidad, pueden afectar la sustentabilidad en general. Se puede hacer una selección, por ejemplo, entre una moda rápida y desechable, y una moda durable y sustentable.
David Sasso, vicepresidente de ventas de Buhler Quality Yarns, de Jefferson, Ga., dijo al respecto: “El método más sustentable en la manufactura es el de gastar un poco más de dinero para hacer que el producto dure más tiempo”.
Los hilos de Buhler, hilados con algodón Supima® de alta calidad, así como fibras celulósicas MicroTencel® y MicroModal®, se pueden encontrar en prendas y otros productos textiles ofrecidos por marcas de primera calidad en todo el mundo. La compañía está orgullosa de la transparencia de sus operaciones y de la interacción con sus socios para asegurar que se mantengan altos estándares a través de la cadena de suministro.
Cuando los productos son de una mejor calidad y duran mucho más tiempo, no hay necesidad de fabricar una gran cantidad de los mismos — ni el consumidor compra muchos de ellos — y se pueden obtener ahorros y reducciones como resultado de esto.
El manufacturero, la marca o el vendedor al detal puede cobrar un poco más por cada pieza, pero al final, pueden obtener las mismas ganancias. El consumidor puede pagar un poco más por pieza, pero presta más atención en relación con la calidad y el diseño de un artículo y, a lo último, puede gozar del producto durante un tiempo mucho más largo.
La idea de que “menos es más” — produciendo y comprando menos productos, pero de mayor calidad — va en contra de las actuales tendencias de la moda rápida, que alienta a los consumidores a comprar cada vez más artículos, ofreciendo constantemente nuevos estilos a precios cada vez más bajos, y a menudo de inferior calidad.
Tales tendencias pueden mantener ocupadas a las fábricas elaborando productos, pero, ¿A qué costo? Las prendas de moda rápida tienen la tendencia a tener ciclos de vida de corta duración, debido a que se deterioran o los colores se desvanecen, incluso después de solo dos o tres lavadas, y/o el consumidor se cansa rápidamente de estos productos.
Estos artículos también pueden ser producidos sin tener en cuenta el impacto causado por su producción en el medio ambiente, o el impacto en los trabajadores de la empresa. Y, debido a que son tan baratos, se pueden desechar con facilidad sin pensar mucho acerca de ello.
“No se preocupe sobre qué tanta energía está usando en la manufactura — el consumidor gasta más energía gastando el producto que lo que se podría gastar en la manufactura del hilo”, dijo Sasso, añadiendo: “Nosotros hablamos acerca del reciclado, pero, ¿Qué bien hace el reciclado si el producto (contenido reciclado) no dura mucho? Si usted no necesita comprar productos tan a menudo, esto podría significar que habrá menos ventas, pero el mundo, el clima, la población, el crecimiento, los alimentos — todo esto tiene que ser balanceado, y un día de estos no vamos a tener el lujo de escoger”.
Se ha reportado que los consumidores están urgiendo cada vez a las marcas y a los vendedores al detal a “limpiar sus actos”, para decirlo de otra manera, en relación con las condiciones en que se espera que trabajen los empleados de una fábrica, así como en relación a los desperdicios y la contaminación que resultan del uso de tecnologías anticuadas e ineficientes y de productos químicos peligrosos.
Y parece que algunos consumidores que están conscientes o se preocupan por los problemas sociales y ecológicos, se están mostrando desencantados con las modas rápidas. Al cambiar el enfoque, de la cantidad a la calidad, los consumidores podrían ahorrar dinero a largo plazo debido a que no tendrían necesidad de comprar tantos artículos de ropa.
Calidad y transparencia
En la promoción de la calidad, el productor debe convencer a sus socios que colaboran con ellos después de que los productos pasan por sus manos, incluyendo la marca y el vendedor al detal y hasta llegar al consumidor, que mientras más elevada sea la calidad de su producto vale la pena pagar un precio mayor.
Y para asegurar la calidad del producto, el productor no debe esperar menos calidad de sus abastecedores. Como dijo Sasso, “si usted va a proveer soluciones de calidad para las marcas y los vendedores al detal, usted debe dirigir la cadena de suministro más bien que seguirla”.
El suministro de transparencia en relación con las materias primas y los procesos usados en la producción es la clave para dichos esfuerzos. Las certificaciones de entidades independientes proveen una prueba objetiva de la calidad de un producto, así como de su sustentabilidad en relación con las materias primas y los productos químicos usados en el procesamiento. Usando materias primas de la más alta calidad, así como maquinaria moderna, ayuda a reducir la incidencia de defectos y de productos de segunda categoría.
“Usted tiene que mirar al ciclo del producto, desde el principio y a través del consumidor y la vida final del producto”, dijo Sasso. “Con la falta de conocimiento en la actualidad y la tremenda presión ejercida en los precios, se están haciendo muchos productos que no están diseñados para durar. En Buhler, por ejemplo, nosotros hablamos todo el tiempo sobre la justificación de usar algodón Pima en lugar de usar algodón regular, o algodón U.S. Pima en lugar de algodón de otras partes del mundo. Algunos algodones Pima no son tan fuertes como los algodones U.S. Pima, cultivados en Estados Unidos”.
Algunas veces, debe haber un intercambio, como en el caso de usar un producto de procesamiento químico menos ameno al medio ambiente, pero con el fin de mejorar la calidad y duración del producto final.
“Usted se puede quejar que un manufacturero está usando un producto químico de seguridad dudosa, pero si dicho producto hace que la prenda dure mucho más tiempo o reduce la vellosidad, puede haber una ventaja en el uso de dicho producto, de modo que el consumidor querrá usar la prenda y no quiera arrojarla a la basura”, agregó Sasso.
Además, si todo el proceso es transparente, el usuario posterior puede descubrir que, en realidad, un producto de mayor calidad no cuesta más que uno de inferior calidad. “Es cuestión de mirar al entero proceso y manufactura del producto para que dure mucho más tiempo, pero muchas veces esto no significa que el producto es de precio mayor”, dijo Sasso, señalando que cuando los procesos no son completamente transparentes, algunos productores se aprovechan de la falta de conocimiento de un cliente y cobran un precio mayor de lo justificado por un producto de inferior calidad.
Sentido común
Al final, la sustentabilidad está relacionada con la práctica y el sentido común. Hay recursos limitados para su uso en el mundo, y un producto elaborado con cuidado y con materiales de alta calidad durará mucho más tiempo y tendrá más valor que un producto fabricado rápidamente y sin cuidado. De esto se puede deducir, lógicamente, que también habrá una reducción en los desperdicios y en el consumo de recursos.
“Nadie predice que vamos a tener un suministro abundante de recursos naturales”, señaló Sasso. “Es lo opuesto, de manera que tenemos que comenzar a pensar sobre estas cosas ahora”.
Mayo-Junio de 2014