Lanas Y Fibras Especiales En Patagonia


A
1.600 kilómetros al sur de Buenos Aires, en el corazón de la Patagonia Argentina se
encuentra la ciudad de Bariloche, mejor conocida como el centro de esquí más grande e importante de
América del Sur. Allí, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) cuenta con un gran
centro de investigación y desarrollo sobre lanas y fibras especiales, con reconocimiento
internacional, bajo el nombre de Estación Experimental Agropecuaria.

Este corresponsal tuvo la oportunidad de estar varias jornadas con el Ing. Diego Sacchero,
jefe de los laboratorios textiles; la Ingeniera Agrónoma María Rosa Lanari (especialista en
Cashemere y las chivas o cabras), y la Licenciada Julieta Von Thüngen, (especializada en los
guanacos).

Los laboratorios del INTA Bariloche cuentan con los más modernos equipos, pero primero
hagamos un poco de historia.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, de Bariloche, tuvo sus comienzos en 1969,
época en la cual la lana como fibra empezó a sentir la fuerte incursión de la fibras sintéticas en
los mercados textiles. Había dos temas de estudio inicial: a) cómo valorar más la lana, y b) cómo
controlar o disminuir la incipiente desertificación de la Patagonia. Este proyecto tuvo el respaldo
y financiación de la FAO, (Food and Agricultural Organization de la Naciones Unidas).

En 1975 se observa la existencia de hatos de cabras en la región y se comienza a trabajar en
el mejoramiento de la eficiencia de las cabras angora para pelo Mohair, y así mejorar la situación
de los habitantes locales. En 1980 termina la financiación del INTA Bariloche por la FAO.

En la década de los 80 se trabajó mucho sobre la temática de la desertificación con fondos
de la Agencia de Cooperación Alemana GTZ (Gessellschaft für Technische Zusammenarbeit) que dio un
importante impulso a la caracterización ambiental de la región patagónica, utilizando imágenes
satelitales, y se fue instalando la idea de buscar alternativas productivas.

En 1995 se obtienen un importante subsidio del Banco Mundial, que permite la incorporación
de modernos equipos al laboratorio Fibras Textiles de Origen Animal que reafirma al INTA Bariloche
en un referente internacional en el tema de lanas, bajo la dirección en ese momento del Ing. Duga.

En 2003, después de la devaluación de 2002, la industria textil en general viene creciendo,
hasta que hoy todas las plantas industriales existentes están trabajando a pleno, y han habido
muchas inversiones desde entonces. Las fibras especiales empezaron a despertar interés y se empezó
a mirar al Cashmere y al guanaco como fuentes futuras de importantes recursos. En 1999 se realizó
la primera licitación abierta de fibra de guanaco y en el 2004 los primeros ensayos de venta de
Cashmere.

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Equipo PEYER Al 100 (Altmeter), para definir la longitud de fibras

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El Staple Breaker de AGRITEST, para medir la resistencia de las fibras.


¿Que pasó y cómo seguimos ?


Las fibras sintéticas forzaron a bajar la demanda y por ende el precio de la lana. De allí
surgió una triste realidad, mientras más bajaba el precio más desertificación se creaba. A tal
punto que muchos campos/estancias del centro sur de Patagonia se abandonaron por completo.

El guanaco es una especie silvestre autóctona de la Patagonia y fue el sustento principal de
los pueblos originarios. Los pueblos europeos fueron llegando con las especies domésticas que los
acompañaron; así algunos trajeron hatos de cabras consigo y otros ovinos, bovinos y yeguarizos.

El proceso de colonización se fue dando de diferentes maneras con un nuevo modelo de
distribución de la tierra, donde las grandes extensiones altamente productivas quedaron en manos de
unos pocos propietarios dedicados a la ganadería ovina y las áreas marginales en poder de pequeños
productores dedicados a la ganadería mixta de ovinos y caprinos.


Benetton


Hoy en día, la conocida empresa  italiana Benetton dispone del conglomerado más grande
de establecimientos de la Patagonia en distintas estancias, con una producción probable de 1 millón
de kg de lana. En ellas se desarrolla la genética de los ovinos para mejorar la fibra, en finura y
otras cualidades físicas como la reciente incorporación de diversificación mediante bovinos y
actividades forestales.

 El vellón del guanaco es muy similar a la vicuña de Perú, con pelo ultra fino, y una
mano muy suave. Para disminuir la matanza, y la posible extinción, se declaró como raza protegida.

Hoy la esquila de guanacos vivos está permitida siempre que se cuente con la certificación
de la Dirección de Fauna de la provincia correspondiente. Para esta esquila se han desarrollado
formas complejas de acorralar los animales, usando una especie de gigantescos embudos de bajo costo
usando cintas para indicar los límites.

Pero al mismo tiempo se está desarrollando la cría de guanacos en condiciones extensivas, y
la Lic. Von Thüngen escribió en el 2003 un libro titulado “Una Guía Práctica para la Cría Extensiva
del Guanaco en la Patagonia”.

Ya hoy hay una muy limitada disponibilidad de vellones de guanaco, certificados,
provenientes de animales salvajes y criados/domésticos. Un vellón de guanaco puede llegar a pesar
unos 400 a 500 gramos en bruto, o sea incluyendo los pelos gruesos o cerda y la barriga (que es
blanca), y su valor comercial se estima entre US$ 100 y 125 por kilo.

Una vez descerdado, el valor subiría a unos US$ 200 por kilo. Comparemos esto con la vicuña
de Perú cuyos valores pueden llegar a US$ 750 por kilo, descerdado.


Potencial para Cashmere


Las 250.000 cabras criollas del Noroeste Neuquino tienen potencial para producir Cashmere.
Actualmente los hacendados de esta región viven de una modalidad propia de la misma que es la
transhumancia y producen principalmente para su autoconsumo un chivito para carne de alta calidad
que es muy codiciado en el mercado. Una nueva oportunidad de negocios se abre para este sector en
vistas de que estas cabras criollas también producen fibra de alta calidad y es posible obtenerla
mediante el “peinado” del animal en otoño para sacar las fibras. De esta manera el animal mantiene
su protección a las bajas temperaturas que suelen ocurrir en este ambiente tan extremo en que
habitan.

 Por ahora en Argentina se buscan colores naturales que van de grises a negros y
marrones, y se usan en formas artesanales. Sin embargo, de subsistir las condiciones económicas, se
podría llegar a volúmenes mucho mayores en tres a cuatro años.

En una interesante visita al laboratorio vimos los excelente y modernos equipos para la
medición de las fibras, incluyendo el Laserscan de Sirolan, el OFDA 2000, el Staple Breaker de
Agritest (Australia), y el Altmeter de Peyer (Suiza) con su equipo de preparación.

Como conclusión, se puede decir que hay un futuro promisorio con demanda creciente para
fibras especiales de la Patagonia, en el sur de esta hermosa región de Argentina.



Noviembre-Diciembre 2007

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